Qué traen los alisios


 Los vientos alisios son libres, dentro de un orden. Están ahí casi siempre, garantizando la vida, la convivencia, la temperatura y la humedad, el movimiento. Los alisios simbolizan la naturaleza y la libertad, los dos valores más preciados en este tiempo errático. 

Desde el oeste, los vientos nos traen el rugido de la bestia del norte, que brama como un poseso su vanidad y arrogancia, con ese cuerpo fornido de hamburguesas y coca-colas. Pero la bestia sabe que le queda poco tiempo para su reinado de maldad. Porque en noviembre no solo viene el otoño, viene el cambio desde abajo, el hartazgo de sus connacionales. Los de América del norte saben enderezar las cosas: en la década de los sesenta del siglo XX, cuando la maldad y las turbulencias rugían por todas partes, el cantante de soul Sam Cooke creó la canción A Change Is Gonna Come (Viene un cambio), y Aretha Franklin la elevó a uno de los himnos del movimiento por las libertades civiles de los negros. Ahora también viene un cambio, y mira por dónde, está relacionado con el maltrato racial. La bestia del norte empieza a darse cuenta que los votantes, sean blancos o negros, hispanos o asiáticos, sienten miedo de sus bramidos, y que ya es demasiado tarde para contenerse. Ahora huye hacia adelante, pero su camino está lleno de obstáculos, casi un laberinto imposible de solventar.

Los alisios tocan el continente europeo y nos traen seguridad, motivación e inteligencia. Hemos hecho una gran nación de decenas de naciones, y así el resto del mundo puede imitarnos; pueden hacer grandes confluencias, grandes consensos. La corriente es una, se esparce por la geografía, y lleva el mensaje de la unidad, la dignidad, la tolerancia, la justicia, la libertad y la igualdad. La contracorriente es otra, y pretende la división, el enfrentamiento, el privilegio de la identidad propia, el fundamentalismo, el odio, y la guerra. La corriente gana, porque si el pensamiento del odio tomara las decisiones, volveríamos a los tiempos oscuros del poder de Sauron en la tierra de Mordor. 

Los vientos alisios traen de América del sur una memoria recurrente; un infinito de cultura y naturaleza; una potencia de creatividad. Poner todas las esperanzas para que los vientos sumen al subcontinente en la corriente del bienestar: ese es el deseo.

De África también nos viene una riqueza especial. Allí no hay tranquilidad, esperanza de progreso, vida. Domina el odio, el hambre y la violencia. En el reino de la naturaleza y de los sonidos, de las músicas y los bailes más poderosos, se extiende el autoritarismo y la corrupción, la desconfianza. ¿Cómo revertirlo? Enseñando, imitando, aprendiendo... esas acciones son la magia que poco a poco harán el cambio. Por eso hay que darle una oportunidad a África, siempre. ¿Y cuánto podremos aguantar en Europa para que el respeto a las personas venidas de África no decaiga? No lo sé, solo digo "queda poco tiempo". Busquemos soluciones, antes de que el Sauron interior que nos ronda, se haga fuerte, y convierta nuestro territorio alisio, de libertad, en la tierra de Mordor.   

 En la encrucijada de todos estos vientos estamos nosotros. Viéndolos venir. 

(La imagen que preside este texto pudiera ser de una playa cualquiera de alguna costa bañada por los alisios. En este caso es de un punto especial del mar Caribe, las Islas del Rosario, Colombia, allí hemos estado algunas veces rodeados de alisios, envueltos en sus aguas turquesas).    

       

Comentarios

  1. Como los Alisios, este artículo nos trae un soplo de esperanza, traen tiempos de cambio, y como los alisios, esos vientos se quedarán el tiempo suficiente para impregnarnos de calidez y calma. No entraremos en los reinos de Mordor, de esos estamos saliendo, sin duda!

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    1. Eso espero yo también, calidez y calma. Y gozar del bienestar de la Tierra Media, y tratar que muchos, que todos, puedan disfrutarlo conmigo y con nosotros.
      Salud y gracias.

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