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Mostrando entradas de octubre, 2020

Guasón

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El líder carismático de Corea del Norte, Kim Jong-un, tiene un misil intercontinental, probado ya, cuyo nombre “Hwasong-15”, no debe ser motivo de guasa. El único despreocupado de esta amenaza es el otro guasón, el líder carismático de Estados Unidos. De hecho, ambos líderes se han reunido varias veces, y el presidente rubio, con su estilo de bufón cortesano, ha declarado que Kim Jong-un es un buen chaval. A primera vista tienen muchas afinidades, ambos son marciales, de aspecto graso, por no decir gordos, utilizan abrigos de cuerpo entero, claro que al coreano no le resulta estético, por ese físico orondo que lo domina. Al americano el abrigo mejor, más alto, pero no deja de ser una pieza inquietante emblemática de poder carismático. (Fíjense en la poca cosa que era Hitler, y cómo le quedaba el abrigo largo de cuero negro. Parecía un Dios, salvador y guerrero. Vamos, un héroe, casi un mito. O sea que el abrigo de cuerpo entero es un símbolo poderoso). Otra afinidad entre el guasón asi

El sonido del silencio (The Sound of Silent)

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En estos tiempos de melancolía y temor, la memoria acústica, una propiedad que todos llevamos dentro, me activa el sonido del silencio, las voces duales de "Simon and Garfunkel", una lírica entretejida en los  misterios oscuros de los sueños, que dice algo así: Hola oscuridad, vieja amiga, quiero de nuevo hablar contigo, porque una visión, que trepaba suavemente, dejó sus semillas mientras dormía, y esa visión, que absorbía mi cerebro, está aquí todavía. Dentro del sonido del silencio, en agitados sueños, yo caminaba solo en las estrechas calles adoquinadas; y en la luz tenue vi a diez mil personas, o quizá más, gente hablando sin hablar, gente escuchando sin escuchar, gente escribiendo canciones cuyas voces nunca se oirán; y nadie se atreve a perturbar el sonido del silencio. "Imbéciles”, les dije yo, no sabéis que el silencio crece como un cáncer; y que puede oír mis palabras, con las que podría enseñarte, tomarte en mis brazos, y abrazarte. Pero mis palabras caen como